Águila Roja 7×02: Una montaña rusa argumental ¡Bravo!
Un capítulo espectacular el número 84 de la saga y el segundo episodio de la séptima temporada de Águila Roja. No quiero deshacerme ahora en halagos porque ya lo haré a lo largo de la crónica y, sobre todo, al final del artículo.
Águila Roja y Sátur se preparan para atacar el campamento del Conde Romanov. El héroe popular le dice a su escudero: «Nunca he cedido a un chantaje y no lo voy a hacer ahora». Monta en su caballo y cabalga para liberar a su hijo, secuestrado por el noble ruso para obligar a Gonzalo de Montalvo a casarse con su hija Irina.
Cuando llegan al lugar donde estaba el campamento sólo encuentran al capitán español que compitió indignamente por la mano de Irina, pero cruelmente empalado. Las imágenes son espeluznantes, viendo hasta dónde está dispuesto a llegar el primo del Zar de Rusia.
Sátur vuelve a casa y allí se encuentra con otra desagradable sorpresa. Unos viejos «amigos» quieren que les ayude a engañar y robar a unos nobles. Sátur se niega pero sus antiguos compañeros no sólo le traen problemas sino que le recuerdan su oscuro pasado. No tiene más remedio que ceder al chantaje; qué buen guión, ante situaciones similares los personajes tienen reacciones distintas. No puede pedirle ayuda a Águila Roja porque él está buscando desesperadamente a Alonso.
Mientras, Lucrecia se recupera de sus heridas en el rostro y la podemos ver con un parche en un ojo. Pero ese es problema a pasado a un segundo plano porque recibe una carta en la que le exigen el pago de una elevada cantidad de dinero, sus descabellados negocios tienen grandes gastos. Más tarde encontrará un viejo plano que parece indica la situación exacta de un tesoro enterrado en su propio palacio. El hallazgo puede solucionar sus problemas económicos, pero resulta ser una trampa de su antiguo marido, que la quería tanto como la víctima a su verdugo.
En éste punto llega el cataclismo argumental que desestabiliza a todos los personajes de Águila Roja y, por supuesto, a los seguidores de la serie que, atónitos, presenciamos como muere Gonzalo en los brazos de Cipri. La noticia del fallecimiento del maestro de la villa se extiende como la pólvora y estallan los corazones de Sátur y Catalina. Hernán, el comisario de hierro, ahoga su pena con vino. Margarita, destrozada por el dolor, cae desplomada. Pero hay dos personajes que nos sorprenderán asistiendo al velatorio. Lucrecia eclipsa con su noble presencia a todos los demás y más tarde el mismísimo Felipe IV, rey de las Españas, nos hace soltar una sonora exclamación de sorpresa. El último personaje que esperaba ver allí, pienso.
Por supuesto, Gonzalo resucita gracias a los fabulosos conocimientos orientales de Águila Roja, que es capaz de ralentizar los latidos de su corazón de forma voluntaria para parecer muerto. Si Gonzalo muere ya no se puede casar con la noble rusa y liberarán a su hijo, ese era el plan. El plan funciona y liberan a Alonso. Gonzalo corre a contárselo a Margarita y, aquí viene otro punto álgido del capítulo y puede que de la temporada, se besa apasionadamente con Margarita, mostrando, definitivamente, su amor. Gonzalo le pide a Margarita que huya con él, pretende abandonar la villa inmediatamente.
Águila Roja vuelve al trabajo y evita que unos jóvenes nobles sean decapitados por los amigos de Sátur, aunque tengamos que presenciar como la sangre de algunos de ellos se desliza por el tronco de un árbol. También es espectacular la escena en la que nuestro héroe se enfrenta a los disparos de los compañeros asesinos de Sátur.
Estamos ante un guión montaña rusa que ha creado nuevos caminos argumentales. Que conseguirá captar la atención de muchos telespectadores ya que su eco resonará gracias a las redes sociales y las críticas en los medios de comunicación. ¡Bravo! ¡Bravo! ¡Bravo!
Publicado el 08/05/2015 en Series y etiquetado en Águila Roja. Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.
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